viernes, 8 de febrero de 2019

Ganancia de pescadores en el olivar


La agricultura,  siempre relacionada con la tradición, el control del hombre sobre la naturaleza y el origen de muchos de nuestros pueblos,  sigue en desarrollo, y más aún en las últimas décadas,  en las que el cambio ha ido orientado a una mejor optimización de los recursos, una reducción de la mano de obra empleada y un aumento de los rendimientos.

Ante este telón de fondo,  quisiera centrarme en lo que al cultivo del olivar se refiere y lo que dicho desarrollo implica en el mercado laboral y en la situación demográfica de muchos de los pueblos, en concreto de la provincia de Jaén.

Jaén,  capital mundial del aceite de oliva, es una provincia que cuenta con alrededor de unos 100 pueblos, gran parte de los cuales poseen una economía que depende estrechamente del cultivo del olivo.

De un tiempo a esta parte, este cultivo ha pasado en época de recolección, la campaña que más mano de obra aporta, de pequeños tajos o cuadrillas, a empresas de servicios agrarios con maquinaria especializada, que recolectan con mayor celeridad y con un menor coste para el agricultor las fincas.

Ante esta situación, ligada a la fuerte dependencia de la provincia de Jaén con este cultivo, el jiennense puede tomar este escenario como una mala noticia, o como el empujón necesario para encontrar nuevas oportunidades derivadas del olivar o simplemente nuevos nichos de emprendimiento.

Este post, solo me ha servido como foco bajo el que plasmar de manera abierta una situación real, de un río revuelto en el que espero y deseo que tengamos la suficiente visión para que haya una ganancia de pescadores.

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