Falta de lluvias, temperaturas impropias en la época de floración, la temida vecería tras varios años de importantes cosechas... Muchos son los factores que han podido confabularse y provocar la caída drástica e histórica de la cosecha de aceituna de éste año.
Darse un paseo por los olivares y ver esos árboles "tronchados", "abollados", cargados de aceituna a fin de cuentas, es éste año un paisaje casi imposible de encontrar. Olivos cercanos a las carreteras y caminos son los únicos q presentan dicha estampa, como si de seres avergonzados se tratase, ocultando toda la realidad que amenaza tras ellos y haciendo parecer que en esas fincas hay producción.
Con éste panorama tan desolador, únicamente queda el refugio consolador del precio y de las lluvias que animan los augurios para la siguiente campaña.
Ignacio, me encanta el segundo párrafo, sobre todo, cuando haces referencia a esa vergüenza intentando ocultar lo evidente. Buen escrito.
ResponderEliminarun abrazo