martes, 12 de marzo de 2013

Semillero urbano para huerta

Frío, nieve, lluvia, ¿se encuentra el campo paralizado? Ni mucho menos, en el interior y ya en muchos sitios emergiendo al exterior empezamos a tener vida, sobre todo aquella proveniente de las semillas de cereal que  sembradas en otoño o principios del invierno comienza a colorear las suaves ondulaciones de la campiña andaluza.

Además en lo que a las hortalizas de verano se refiere, el movimiento de semillas, alveolos, invernaderos y en definitiva los semilleros comienza a agitarse en ésta época, preparando así las plántulas que más tarde transplantaremos a la tierra mullida y fresca de la primavera.

La siembra de dichas hortalizas, pimientos, berenjenas, tomates, etc. debe hacerse en alveolos destinados a dicho fin, con buen drenaje, elevada humedad y buena luminosidad, en lugares que mantengan una temperatura constante de unos 20-25 ºC, óptima para la germinación. Tras ésta, la selección de las plántulas más fuertes y mejor situadas en el alveolo, será el siguiente paso a tener en cuenta para que a la hora del transplante, el proceso sea el más exitoso posible.

Dependiendo de las características de altitud, latitud y climatología de la localización del terreno preparado para la huerta, comenzaremos la siembra en el semillero, antes o después, en función del cálculo de la época de la primavera o del verano, más óptima para el desarrollo posterior del cultivo.

Finalmente, el transplante será el último paso a llevar a cabo dentro del proceso del semillero. Ésta es una tarea clave para el futuro de la huerta, ya que el terreno debe de estar preparado, tanto en textura, como en humedad y en el caso de las plantas que así lo necesiten, con estructuras como encañados o hilos de alambre para su desarrollo. Otro factor a tener en cuenta es la separación entre plantas, decidiéndolo en función de la tipología y morfología de éstas.

Desde aquí animo a todo el mundo a conocer el desarrollo de las hortalizas que consumimos en casa, desde la germinación de la semilla, hasta la maduración del fruto, no siendo muchas veces necesario poseer un terreno, si en lugar de éste tenemos un lugar soleado en la ciudad con unas cuantas macetas.



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